El otro día probé correr de una forma diferente, escuchando a mi corazón en lugar del reloj y así descubrí el correr sin crono.

Estaba un poco fatigado mentalmente de tener que superar cada día las mismas marcas.

La rutina de entrenamiento era demasiado rutinaria.

Ahora con mi pulsometro no quería quedarme solo con  el índice de recuperación.



Me marqué un objetivo de kilómetros y salí a correr solo pendiente de mis pulsaciones.

Para saber si estaba bien de forma no servía solo el índice de recuperación sino también mi capacidad.

La fórmula es sencilla:

220 – Mi edad = 180 x 0,75

220 – Mi edad = 180 x 0,85

El 0,75 y el 0,85 son coeficientes aplicados las 180 pulsaciones máximas.

180 son mi umbral el cual no debo sobrepasar pero mi objetivo que es destruir  y limpiar a través de autofagia se consigue estando entre el 75% y el 85% de mi umbral.

Por tanto mi umbral estaba entre:

180 x 0,75 = 135

180 x 0,85 = 153

Esa debía ser mi ritmo cardíaco para hacer una autofagia correcta.

Salí a correr y rápido subí a 180 en el repecho de salida.

Estaba por debajo del umbral pero muy por encima de lo que yo buscaba.

Acabó el repecho y bajé a 165.

En cuanto me sentí caliente apreté el ritmo y el pulso no se alteró mucho.

Me fui a las 167 y con el calentamiento estuve más cómodo que otra cosa.

Hice los 3 primeros kilómetros a una media de 163 pulsaciones por minuto.

El cuarto y el quinto kilómetro baje a 155, también. El ritmo bajó.

El sexto kilómetro era la subida del lagarto de la que tantas veces he hablado donde el esfuerzo adicional para superar la cima me hizo volver a las 167 pulsaciones por minuto.

La diferencia es que ahora llevaba ya 5 a la espalda.



Una vez arriba solo faltaban 2 kilómetros para llegar a casa.

El primero plano y el segundo de bajada.

Mi pulso como mi ritmo bajó y se fue a 145 pulsaciones.

Iba cómodo.

Cansado pero cómodo.

Al llegará casa bajé 40 pulsaciones en un minuto que como índice de recuperación está muy bien.

La media de la sesión estuvo en 163 pulsaciones por minuto.

A ese ritmo iba rápido y no iba muy forzado.

Lo tomo como referencia.

Correr sin crono fue una buena experiencia.

Me gustó.

De vez en cuando es saludable oír a tu corazón.

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