La espalda es el pilar maestro de nuestro cuerpo y cuando duele acaba fastidiando a todo el conjunto. Hay que cuidarla!

Los cambios de hábitos en la forma de vida se implementaron relativamente sin mucho esfuerzo.

Sí que es cierto que durante un periodo inicial sufres ciertos reclamos para consumir productos que has dejado, ya sea tabaco, azúcar, pan etc…

A fin de cuentas es casi lógico! toda la vida con unas pautas y costumbres y el día que las cambias tu cuerpo te dice:

Eh! Ni siquiera me preguntaste!

Los síndromes de abstinencia de cualquier sustancia son complicados cuando hablamos de hábitos que no están estigmatizados como el tabaco, el cual tiene un bonus extra si consigues abandonarlo que no tienen otras sustancias.

Hasta este momento habían transcurrido casi 6 meses desde que comencé a cambiar cosas y ya me encontraba muy mejorado, lo que te anima a dar un paso mas allá.

En cuanto adoptas hábitos saludables de vida comienzan a llegar cosas que pensabas que nunca más volverían.

Al mes de dejar de fumar ya tienes un apetito normalizado y degustas las comidas perfectamente,  disfrutándolas mucho mas.

No comer gluten me había hecho abandonar ademas de los dolores la sensación de tener un ladrillo en el estomago constantemente.

Esto del ladrillo es literal. Así lo sentía, como lo digo.

Pensé que era hora de empezar a tocar el físico.

…Mens sana in corpore sano…

Esto no iba a resultar sencillo pues había un elemento estructural básico en mi cuerpo  que no pasaba por su mejor momento.

Un elemento fundamental estructuralmente hablando:

LA ESPALDA

Por aquellos tiempos andaba trabajando en una gran multinacional dirigiendo operaciones portuarias.

No entraré por ahora en mas detalles pero si quieres conocer la historia puedes hacer CLICK AQUI

Pasaba mis 8 horas sentado en un despacho pegado a mi ordenador y mis pantallas.

La mesa de mi puesto tenia la posibilidad de levantarse para trabajar de pie, lo cual ya da muchas sospechas sobre lo malo que es trabajar sentado tanto tiempo.

Mi anterior desempeño laboral también se realizaba desde una posición sentada pero con muchísima mas movilidad.

Necesitaba  desplazarme mucho y el tiempo que pasaba sentado podría ser un 60% de la jornada laboral.

En la multinacional pasaba el 100% a excepción del rato que levantaba la mesa para estar de pie.

Ir al baño ni lo cuento porque el desempeño era de tal intensidad que muchas veces no podía ir  a evacuar.

La situación tenia que desembocar en algo que traducido se llamo molestias de espalda.

Apareció el temido dolor de espalda

Estas molestias comenzaron con diferentes posiciones en las que no me podía poner para conseguir evitar la molestia, pero como  todo evoluciona, a los 2 años de estar allí, acabe con un cuadro impresionante que paso a detallar:

• No podía conducir durante mas de una hora seguida
• Si me agachaba a por algo no podía reincorporarme
• Dar un paseo en bici eran 3 días de antiinflamatorios

Flexionar el tronco era una tarea poco menos que imposible.

Sentía el chirriar de mi espalda a cada centímetro de torsión. Era como si me faltase engrase!

Fui a pilates pero me pareció muy suave.

Probé hacer aerobic pero después de las sesiones necesitaba ponerme hielo en la espalda  de la intensidad de los dolores.

Cuando los dolores empezaron a manifestarse desde primera hora del día fue cuando me convencí de que necesitaba que me viese un profesional de contrastada reputación.

Hasta ese momento había acudido a varias clínicas de fisioterapia donde me habían quitado contracturas en la parte alta de la espalda.

El origen del problema era trabajar sentado.

Pero no daban con la tecla. Nadie encontraba el punto exacto donde se originaba el dolor.

Decidí ir a los de toda la vida y busque al Dr. Paco Martell, fisioterapeuta jubilado con mucha experiencia.

Me atendió en su casa.

Me tumbo en una camilla me pidió que hiciera una serie de movimientos. El observaba desde su sillón.

Al acabar me dijo, palabras textuales:

«joder macho estas hecho un taco!»

Así sin resonancia, radiografía ni nada ya de entrada me dijo que mis músculos estaban contracturados.

Necesitaba estirarlos. Eso de entrada, a nivel general.

No fui capaz de hacer correctamente  ni uno solo de los ejercicios que el me planteo.

Él hacía una posición o figura con su cuerpo y yo tenia que imitarla de forma que cruzando una mano, con la rodilla opuesta, tocarme en tal sitio y bla bla bla…y claro! no hice ni una

El diagnostico era claro! tenia que estirar los músculos!

Me parecía un poco inconcreto, porque no adentraba en cual era el músculo que estaba dando los problemas.

Él me decía que sin más material no podía hacer un mejor diagnostico, así que creí oportuno oír a una segunda opinión.

Esta vez a La casa del mar donde me atendió el Dr. Picón

Le conté todos mis síntomas y este lo vio claro desde el primer momento.

Me pidió que me descubriera la espalda y me reclinase sobre la camilla.

Presiono con su dedo anular sobre el lateral de mi espalda baja, lo que técnicamente se llama el costado lumbar … y el grito se oyó a kilómetros de distancia!

-Vale! vístete! ya se lo que tienes?

-No me va a mandar resonancia?

-No hace falta

-Paco Martell me dijo que tenia que hacer estiramientos, que es una contractura pero no sabe decirme donde sin resonancia.

-Pues no iba desencaminado. Tienes SÍNDROME DEL CUADRADO LUMBAR DERECHO. Ese musculo esta contracturado y necesitas estirarlo. Es difícil superar esta lesión pero no imposible. La recuperación es larga.

Me dio un folio con una serie de ejercicios de estiramiento que coincidían muchos con los que me había dicho Paco Martell y otros nuevos específicos para esa zona.

Así que una vez diagnosticado no había excusa. Tocaba estirar.

De esta forma me inicié en casa a los ejercicios de yoga que eran los que estiraban esa zona lumbar.

Me ponía con mi hija de 3 años en la alfombra y veíamos en la tele cada posición para repetirla.

Ademas aplique un poquito de embrutecimiento a los ejercicios para avanzar la recuperación.

Una vez fui constatando como la mejora se estaba asentando fui haciendo los ejercicios de una manera menos light y con mas fuerza de tracción.

Estaba claro que me habían dado la hoja estándar de ejercicios y con 5 minutos al día que se le mandan a una persona de 70 años a mi no me valía.

Estaba sano y fuerte aún, tenia que forzar la maquina.

No solo hacia los ejercicios durante 20 minutos al día como me había recomendado el medico sino que a cada momento que tenia ocasión de hacerlos los hacia.

Si estaba sentado en el ordenador cruzaba mi pierna derecha sobre el muslo de la izquierda y hacia palanca con la rodilla bajo la mesa al tiempo que tiraba con mi brazo izquierdo del derecho para estirar durante 20 segundos.

Si pasaba junto a una farola o algún poste vertical resistente me agarraba con las manos y arqueaba mi cuerpo pegando los pies al mástil y alejando la cadera lo máximo posible.

Esta rutina de aprovechar cualquier momento del día para estirar me vino genial.

A medida que me iba encontrando mejor iba empezando a hacer ejercicios mas intensos.

Al principio caminatas, en las que paraba cada 2 por 3 para estirar la zona lumbar nuevamente.

Luego carreras. Mas tarde bicicleta y poco a poco incrementando la intensidad de los ejercicios.

Fueron 6 meses intensos de confianza ciega en el diagnostico pero dieron su resultado.

Pasé de no poder estar agachado para bañar a los niños a bañar a los dos seguidos sin problema.

De no poder montar en bici a llevar a la pequeña sentada en el sillín porta bebes durante 15 kilómetros sin parar y sin dolor alguno.

Agacharse ya no era problema a la hora de levantarse. Ni montar a los niños a caballito sobre mi espalda.

Despertar por la mañana y sentir que los primeros movimientos de la espalda es como mover lentamente   pesados  bloques fue relegado al olvido.

Había recuperado mi espalda en  6 meses.

Estaba totalmente operativo.

Había llegado la hora de empezar a trabajar musculatura y mejorar cardiovascular.

Si quieres leer mas sobre la evolución de mi espalda CLICK AQUI

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